Es muy difícil no recordarla por estas calles,
no cuando cada ladrillo y cada boquete tienen su nombre escrito o su aroma. En
esa esquina nos abrazamos por primera vez, llevando nuestros labios al
encuentro, mientras mis torpes manos acariciaban su piel; en aquel banco
tuvimos la primera discusión, una tontería que…
Ahora ya solo la echo de menos cuando estoy
despierto, mis sueños han huido con ella…
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