En octubre de ese año yo había comenzado mis
estudios en la Facultad de Ciencias Biológicas de la Universidad Complutense.
Un chaval de apenas dieciocho años, que casi no había salido de Parla en su
vida, se desplazaba todos los días en aquellos míticos autobuses a la estación de
trenes y luego en los vagones de RENFE con “asientos de cuero”, para tomar el
metro en Atocha, con cientos de otros habitantes del extrarradio, hacer
transbordo en Sol y bajarse en la estación de Moncloa y seguir caminando hasta
su facultad. Toda una aventura.
Recuerdo entrar en clase, un 26 de octubre, en
aquellas aulas de techos astronómicos (corría la historia de que nuestra
facultad, la “caja de cerillas” fue inicialmente un proyecto para un país
monzónico, por eso los techos de más de diez metros de las aulas de la planta
baja), y recibir al profesor de Química General, un jovenzuelo de barba rala y
calvicie ya más que incipiente, decirnos, como si fuéramos seres humanos en vez
de alumnos que deberían callar y escuchar, “¿Habéis visto la que hay montada
ahí fuera? Viene Miguel Ríos a tocar”.
“Ahí fuera” era el solar que entonces existía
entre las facultades de Farmacia y Biológicas, y que actualmente es el Real
Jardín Botánico Alfonso XIII. En aquella explanada se había montado el
escenario para el mitin fin de campaña del PSOE, con la actuación, entre otros,
de Miguel Ríos y Felipe González. Creo que ya ninguno de los dos hace giras,
pero aquel profesor de Química abandonó las clases y la Universidad a los pocos
días, entrando en el equipo de desarrollo de la LOGSE. Desde entonces ha
escalado posiciones, ha sido ministro y ahora creo que tiene un buen trabajo,
aunque, como todos en estos tiempos, está en la cuerda floja y puede que le
despidan, seguramente con una indemnización acorde a los años de servicio.
2 comentarios:
Catorce años tenía yo: no me enteraba de nada, y mejor me íba!
Sigo pensando que lo haces extraordinariamente bien; el mejor de los 'articulistas', dando crónica a lo propio, a lo acontecido y vivido por ti, y a la vez documentado, sin olvidarnos de tu seña de identidad en este tipo de textos: la neutralidad.
Me ha gustado mucho.
Gracias Candas, solo comparto mis recuerdos, seguro que hay mucha gente que los tiene más interesantes que los míos.
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