Llega un momento en que hay que parar para ver
el camino al frente, descansar un poco las piernas y quitarse el polvo del
camino. A veces esas paradas se hacen en posadas en la ruta, lugares
especialmente preparados para que el cuerpo y la mente puedan retomar fuerzas y
seguir viaje. Otras veces al caminante le llega el momento en medio de la
fraga, o cuando la tempestad arrecia entre los montes. El mío es ahora.
Gracias y hasta pronto.
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