Lo siento pero ya no quiero seguir así. Estoy
cansado de justificar y justificarme a cada instante, de buscar las palabras
adecuadas para poder hablar, de ocultar y ocultarme. Yo no soy así. No lo he
sido nunca y no lo voy a ser ahora.
¿Recuerdas cuando comenzamos? Todo era nuevo,
a cada momento encontrábamos algo que nos hermanaba, algo que compartir,
recuerdos semejantes, las palabras que nuestras madres usaban… Luego, cuando
nos fuimos conociendo, vimos amaneceres juntos, hacíamos que el tiempo se
parase sólo por estar un poco más, no importaba la distancia. Cuántas noches se
nos hacían madrugadas para despedirnos…
Y luego llegaron los malos días. No, no voy a
hablar de ellos. Los hemos repetido tantas veces que no creo que me los quite
de la piel. Gracias a ellos me he convertido en un hombre diferente, peor si
quieres. No, no voy a hablar de ellos.
Y así estamos ahora. Más lejos que cuando nos
conocimos, porque ahora, aunque queramos, no podemos desconocernos. Más lejos,
más cerca, más tarde…
Y mientras tanto, las paredes se encalan, los
andamios se desmontan, la arena de aquella playa ya no es la misma, cerraron
aquel restaurante, aquel cantante ya no canta esa canción en sus recitales, el hilo
amarillea entre las páginas de un libro que ya no volverás a abrir, las rosas
se desmenuzan y desaparecen…
Y entretanto otras melodías de piano se abren
paso, otras palabras son bendecidas por tus ojos, otras luces entran en ellos, mis
dedos vuelven a golpear las teclas de la vieja máquina, tu vida sigue como
siempre y la mía se aleja un poco más…