Los problemas
comenzaron antes de salir del túnel. Una ventisca de nieve y granizo había
estallado al otro lado de las montañas, haciendo que los viajeros que llegaban
por la carretera desde Kadath no pudieran salir de la montaña sin poner en
peligro sus vidas. Después de unos momentos de discusión, decidimos permanecer
en la posada que marcaba el final del túnel, o la entrada del mismo…
La Primera Luz
era en realidad un conjunto de grutas y cavernas excavadas directamente en el
granito de la montaña, y que había ido creciendo a lo largo de los siglos por
la laboriosidad de sus dueños, una familia de enanos de los que se decía que
habían trabajado en la construcción del subterráneo, junto con los mismisimos
dioses. La hospedería ocupaba los primeros niveles habitados, con el gran salón
común como estancia de comunicación entre cocinas, habitaciones para huéspedes,
establos… Los niveles inferiores se dedicaban a depósitos y uso de los muchos empleados
del negocio… Se rumoreaba que por debajo de ellos, en el corazón de la montaña,
había inmensas salas destinadas a los dioses de paso…
Una de las
camareras, una pizpireta enana con coletas pelirrojas y una rolliza cadera, nos
habló de una de las atracciones de la posada, la boca de Hefestos. Se trataba
de una máscara del dios labrada directamente sobre la roca, por cuya boca
manaba uno de los muchos manantiales que
surtía del líquido elemento al establecimiento. En uno de sus carrillos había
un agujero, poco más grande que un puño, y se decía que aquel capaz de alcanzar
su fondo era recompensado por el dios con visiones de su futuro…
En realidad, era
uno más de los trucos que los dueños del lugar tenían para atraer y entretener
a sus huéspedes, el agujero en cuestión tenía varios metros de profundidad, y
servía como aliviadero de presión para el manantial. A pesar de todo, a Pandora
le pareció una historia interesantísima, y, para regocijo de la camarera y
varios de los parroquianos, insistió para que fuéramos a esa habitación, a
tentar a la divinidad.
1 comentario:
Me gusta mucho el tono color naranja que le da al texto el pelo de la 'pizpireta camarera': es fácil imaginarla!
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