Muchos de ellos serán comunes con vosotros, lectores, como el olor del pan recién hecho saliendo de la puerta de una
tahona, un recuerdo que estará siempre asociado a mi tierra, a mi pueblo y a
sus tradiciones. El aroma a café recién molido, hirviendo en el puchero junto a
la chimenea, en casa de mis abuelos, o el del chocolate caliente en una churrería de barrio… El frescor de la hierba recién cortada, en
una mañana veraniega de aire limpio y claro, me lleva de nuevo a aquellos
meses como jardinero municipal, levantándome antes de la salida del sol para
regar y mantener las praderas de césped de mi localidad. O el olor a lejía y
limpio que tenían los pasillos del colegio a primera hora, o en nuestras casas,
cuando las madres se empleaban a fondo con la Conejo (¿os acordáis?)
Otras sensaciones son más personales, aunque
no soy el único que las conoce. Como el tufo dulzón de la descomposición y la
muerte, que mi mente relaciona con la presencia de buitres y otras
carroñeras, cabalgando sobre el aire caliente de la Sierra de Toledo, en una
excursión durante mis años universitarios. O el aroma de su pelo, cuando se
apoyaba en mi pecho y yo besaba su cabeza, intentando retener un momento que sabía
fugaz. El perfume, su perfume combinado con el aroma de su cuerpo mientras intentamos dormir
abrazados…
Y hay, finalmente, aquellas fragancias que parece que sólo yo puedo detectar, como el olor a verano, seco y cálido, con regusto a
polvo y cloro de piscina. O la persistencia de la vergüenza, la soledad y la frustración,
esencias que ahora llenan mi casa, y a las que no consigo acostumbrarme…
5 comentarios:
LLegué a tu blog a través de otro que visito, me parece que escribes estupendamente y que tus entradas deberían estar correspondidas con múltiples comentarios... en fin, es como la vida no siempre se recibe lo que se entrega.
Un saludo
Muchas gracias, lector anónimo, ya me gustaría tener comentarios en muchas entradas, todo llegará...
Pues sí, es una delicia leerte, quien te conozca seguro vuelve.
Seguiré siendo igual de anónima, mi nombre es Beatriz.
Saludos
Gracias de nuevo, y bienvenida Beatriz
Totalmente de acuerdo contigo, Beatriz: debería ser más leído y por tanto, tener más comentarios, y en cuanto a lo segundo, creo que Huelquén entiende de eso un rato.
Por cierto, yo, que llegué a este blog hace un siglo ya, también te doy la bienvenida.
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