Vaya por delante que respeto mucho todos los derechos
históricos de los pueblos que componen nuestra piel de toro, desde los habitantes
del oriente al poniente, pero eso, derechos históricos y dentro de un contexto
actual. Que Cataluña es una nación, mira, no lo discuto ni me interesa; pero
era parte de la corona de Aragón, con su autogobierno, y creo recordar de mis
años de estudio que hasta el siglo XVIII lo conservaba pero estaba bajo la
corona de España. El señorío de Vizcaya ha sido parte de la corona de Castilla
desde el siglo XIV, y el reino de Galicia dos siglos antes. Parecen muchos años
para ser explotados, o creer que son colonias esclavizadas, como he leído en
algún sitio.
Sí, hay un idioma y una cultura diferentes en estos lugares,
que deben ser protegidos y respetados. Pero también hubo una dinastía real en
un pueblo de la sierra castellana durante más de doscientos años, y ni pelearon
con los reyes de Madrid ni los veo levantarse en armas, enfadados ante el
ataque centralista y ansiosos por la independencia.
Mi propuesta, desde el asombro ante nuestra estupidez como masa,
es la siguiente: antes de hacer ninguna promesa de independencia, ni amago de
partir una cesta que cada vez hace más aguas (¿pero qué va a quedar, sea
Cataluña o Madrid, si rompemos lo que ahora mismo necesita recomponerse para
todos?), mi propuesta, repito, es limpiar el país de malos políticos. Una casta
de personas que parecen haber perdido el contacto con la realidad (alquiler,
dietas, iPad, coche oficial, prebendas varias, chanchullos...), y que en su afán
de mantenerse montados en la adrenalina del poder nos están clavando las
espuelas en las costillas, porque carne no nos queda.
Hoy, más que nunca, se hacen proféticas las palabras de Mariano
José de Larra, cuando escribió: “Aquí yace media España, murió de la otra media”
4 comentarios:
Como avanzadilla, viva el ministro de industria, que ha conseguido que la bombona de gas y el recibo de la luz bajen más de un dos y más de un cuatro por cien su importe!!
Yo, que vivo en una comunidad donde se palpa en multitud de ocasiones el nacionalismo, voy cansada de observar, como para conservar los susodichos 'derechos históricos' (aquí, en Galicia, se le da especialmente importancia a lengua), se echa mano de las medidas más drásticas, indeseables y odiosas que existen. Ejemplos claros y sencillos son, como nos hacen conocedores a los trabajadores los sindicatos radicalistas por estos lares, de nuestros derechos y reivindicaciones en los puestos de trabajo, con todos los panfletos o charlas informativas en una de las lenguas oficiales, quejicosos y molestos por el 'no recibimiento' en la capital del reino para la firma de los convenios (¿pero, se hacen entender?), o como recibimos en casa los padres las notificaciones que, referentes y afectando a la educación de nuestros hijos, nos llegan desde entes públicos como colegios, guarderías e institutos: en arameo. Qué las competencias en educación estén traspasadas para todas las comunidades desde el gobierno central, no significa que el papel donde van impreso el recientemente llamado 'gallego normativo' (total, en la calle se habla el 'gastrapo') no lo hayamos pagado entre todos...
El manoseo es tan grave, que las generaciones que las sufren aún se atreven a encararse con 'el forastero' (léase mi caso!) para convencerlo y convencerse de que la comunidad, provincia o pueblo del que uno procede no tiene datos históricos que ofrecer: "vosotros, ni gastronomía, ni historia, ni baile folklórico...; nosotros muñeira, petroglifos y empanada..."... Empanada sí, ¡pero además de la buena!, de esa que va rellena de ignorancia y fanatismo.
Yo si creo en la política. En frente de esta opinión, aparte de una gran ingénua que piensa que saldremos en breve de ésta (federados o confederados,¡con Cataluña ya o sin ella!),en frente digo, una gran defensora de la tan vapuleada tecnocrácia, y más que en los políticos, mi fe deriva por supuesto, en los especialistas del gobierno, en la necesidad de una dirección técnica y 'no política' de la sociedad; una ciudadana de a pie, que no se considera estúpida al encender la televisión nada más entrar por la puerta de su casa, porque siempre le pareció menos 'lavacerebros' que el supravalorado 'coach' que ahora está tan de moda en nuestro día a día, pero destinado a extinguirse cual tiranosauro rex...
¡¡¡Ayyyyyy, si los romanos levantasen la cabeza...!!!
Juntos, peleados, pero juntos...
Y el ministro de industria hará lo que pueda, porque el de hacienda se lo cargará...
Hombre de poca fe... Ainnsssss!!
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