Los veo desde mi ventana, sentados en un banco
del parque, abrazados y ajenos a todo. El huidizo sol de este día de primavera
los ilumina de vez en cuando, pero ellos no parecen conscientes de su inconstante
calor, solo lo son el uno del otro. Los observo durante unos momentos,
preguntándome qué podrán decirse, qué será eso que tanta gracia les hace… las
carteras están también juntas, rosa la de ella, azul con vivos colores la de
él. Debieran estar en el colegio, por la hora del día, y sin embargo han
decidido pasar ese tiempo juntos, en un banco de un parque, unidos por las
manos y quién sabe si también por los corazones…
Desvío la mirada. Los recuerdos que me traen
son demasiado dolorosos y los vuelvo a enterrar en el fondo de mi alma. Y sin
embargo… Su foto sigue mirándome por la noche, nunca tuve el valor de alejarla
de mis sueños; su perfume aún aparece en mi armario de vez en cuando, cuando
alguna de sus ropas se cruza con mis manos; su voz se oye en la casa, cuando la
noche es fría y mis lágrimas no pueden quedarse quietas…
Los veo desde mi ventana, felices y ajenos al
paso del tiempo, inmortales como solo el amor de otra persona puede hacerte…
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