Las Guerras Olímpicas no solo fueron el último
gran enfrentamiento entre las razas de los hombres y los dioses. También causaron
un gran cambio en la forma de la vieja Europa, consecuencia de las luchas y
artimañas de cada bando: el mar Mediterráneo se convirtió en un gran lago
cuando Poseidón decidió cerrar las Columnas de Hércules para evitar la salida
de las flotas humanas. En una de las fases de la guerra, cuando los dioses
habían decidido quebrar la resistencia de los mortales por el hambre y la
sequía; con ese fin, pretendieron modificar el clima mundial, desviando el
curso de varios ríos en Asia para crear un gran mar interior. Una de las
primeras “armas del Holocausto” fue la responsable de la aparición de un
desierto en plena selva africana, miles de hectáreas en las que no florecía ni
arraigaba vida alguna, por toda la eternidad…
El conflicto también fue el causante de un
cambio en el equilibrio de poder entre las familias divinas. Varios de los
dioses más antiguos y poderosos murieron durante las batallas con los hombres,
y el vació causado fue llenado por otros poderes aún más antiguos, que habían
quedado relegados a un segundo plano por los dioses más jóvenes y fuertes.
De los primeros en caer fue Ares, el dios de
la guerra, violento y sediento de sangre, cuya impaciencia en los llanos de
Panonia le hizo quedar aislado entre algunos de los mejores ejércitos de la
humanidad; los restos de su espada y su escudo fueron distribuidos entre los
miembros de la alianza humana, como prueba de que los dioses podían ser humillados
y derrotados. Varias ciudades fueron destruidas en represalia, cuando Cratos
descendió a la Tierra en busca de esas reliquias, por orden de Zeus.
Con sus tres hermanos, el guardián de los
Titanes masacró gran parte de los territorios humanos, hasta que una alianza de
gigantes y magos, liderados por un misterioso hombre sólo conocido como
Prometeo, consiguió emboscarlos y derrotarlos en las montañas del Cáucaso.
Muchos fueron los dioses que cayeron en la
contienda, millones los seres humanos que perdieron la vida contra ellos. Sin
embargo, ninguno de ellos podía suponer siquiera que estaban preparando el
regreso de uno de los seres primigenios, dotado por primera vez de un poder que
podía rivalizar con el de aquellos que le derrotaron y condenaron a la
oscuridad del Tártaro. Cuando se firmó el tratado de paz entre divinidades y
mortales, Thanatos ya caminaba libre por la faz de la tierra…
No hay comentarios:
Publicar un comentario