martes, junio 13, 2006

A trancas y barrancas

Es curioso como una vez se dan los primeros pasos para cualquier cosa, todo va rodado; es como si ese primer impulso que tanto cuesta sea tan poderoso que es capaz de proporcionarte potencia como para correr una maratón.

¿No se han fijado cómo suceden las cosas una vez lanzamos la primera piedra? ¿La sucesión de acontecimientos que ocurre después de tomar una pequeña decisión?

Recuerdo ahora cómo decidí abandonar la casa de mis padres, allá por el verano del... debió el año 97 pero no estoy seguro. El caso es que el plan era estar fuera (libre, como el Sol cuando amanece, ya soy libre...) durante unos 3 meses, que era el tiempo que duraba mi contrato por obra, fuente de toda mi independencia. Pero después de ese contrato vino otro, y otro, y otro, hasta llegar al contrato indefinido de nuestros sueños; después de aquel pequeño apartamento en un quinto vino otro, también pequeño, en un tercero, ya con un arriendo por un año, y luego otro, más cerca del curro, y luego la propiedad que todos soñamos en algún momento.

Y cuando estaba aburrido del trabajo, empecé a querer buscar otro, de donde surgió la oportunidad de venirme a Chile, y aquí conocí a mi media naranja, y empecé a planificar ese matrimonio con el que todos hemos tenido pesadillas en algún momento de nuestra vida adulta.

Y todo esto por una decisión tomada en algún momento del verano del 97, por querer tener mi espacio propio durante un tiempo, dar un paso adelante y avanzar.

Esperemos que no me rompa la crisma con esta carrera...