viernes, febrero 03, 2012

Cinq heures

No parece que haya venido mucha gente, verdad. Claro, como tú nunca te molestaste en tener amigos. Menos mal que mi familia sí ha cumplido. Ellos saben que en determinadas ocasiones hay que estar con los tuyos, pase lo que pase. Y eso que la Gloria ni ha estado cinco minutos, ¿te fijaste?. Debía tener mucha prisa para lo que tuviera que hacer, ni siquiera te ha saludado. En fin, menos mal que ya se fueron todos, y podemos hablar tranquilamente. No hemos tenido mucho tiempo últimamente, bueno, tampoco es que nosotros seamos muy habladores. Si la comunicación es parte del éxito de una pareja… no me extraña que nosotros no tengamos hijos. Perdona que te diga esto ahora, pero nunca he soportado esos silencios tuyos cuando algún tema te incomodaba, o cuando no querías hablar. He aguantado todos estos años pero creo que es el momento de que lo pongamos sobre la mesa y lo digamos abiertamente: tú nunca me has querido. Recuerdo aquella noche en Sevilla, cuando estábamos recién casados, que desapareciste durante varias horas sin que supiera de ti. Yo preocupada, pensando que te habría pasado algo, que algún coche te habría atropellado… cielo santo, estaba tan contenta cuando apareciste al día siguiente que ni siguiera se me ocurrió preguntarte dónde habías estado. Ni esa ni las noches que siguieron… entiéndeme Paco, te quiero, siempre te he querido, he sido una esposa fiel, aunque he tenido mis tentaciones, vaya que si las he tenido, pero siempre te he respetado y me he respetado a mí misma, he honrado las promesas que nos hicimos en el altar, a pesar de que tú no lo hiciste. Sí, sé de tus paseos con esa chica de la oficina, de aquel congreso que no fue tal, de tantas noches de trabajo que no pasaste en la oficina. Siempre fuiste un poco tonto, o tal vez me subestimabas y pensabas que no me daba cuenta de los pequeños detalles: del olor a otro perfume, del pelo limpio y recién lavado aunque se suponía que llevabas horas trabajando, de las llamadas a escondidas… Siempre estaba ahí cuando volvías, dispuesta a sonreír, a darte un abrazo, un beso, hacerte la comida, tener un hogar para ti, sin quejas, sin reproches, sin lamentaciones. Sabía cómo eras cuando nos conocimos, y siempre tenía la secreta esperanza de que cambiases. Sí, reconozco que también tuvimos buenos momentos. Esos días en el Algarve fueron maravillosos, caminando cogidos de la mano como dos tortolitos, las miradas que me echaban las jovencitas, bueno, ¡y las que te echaban a ti! ¡Estabas tan guapo con aquel bigote y la chaqueta sobre los hombros! Hemos tenido ratos estupendos, cuando eras amable, cariñoso, atento, pendiente de mí y mis deseos, me hacías sentir una reina dentro de un pequeño reino de fantasía. ¡Cielos, qué enamorada estaba de ti, de qué forma te adoraba! Pero siempre volvía a ocurrir. No, no digas nada, sabes perfectamente que es verdad, no intentes engatusarme con tu palabrería, hoy no funcionara conmigo. No sé si es el vino que nos han servido o que por fin he reunido el valor suficiente para decirte, pero ahora puedo decirlo en voz alta: nunca me has querido, no cómo yo te he amado todos estos años, sin esperar nada… Pero esto no te lo perdono, ¿me oyes? Esto es lo último que podías hacerme, abandonarme así de esta manera, sin avisar, sin tener en cuenta cómo me siento, esto no te lo perdonaré jamás. Me has herido de una forma que no podré recobrarme, eres un desgraciado sin alma, un egoísta que solo piensa en sí mismo… ¿Cómo se te ocurrió estrellarte contra aquel muro en el coche? ¿Cómo? ¿Cómo?

Mientras unos empleados de la funeraria retiraban las flores de la sala, preparándola para la siguiente familia, otros cerraban y sacaban el féretro del difunto en dirección al coche mortuorio que lo llevaría a su lugar de descanso final. Una mujer de negro, que había estado sentada junto al difunto los últimos minutos, acompañaba al ataúd, como había acompañado a su ocupante tantos años de su vida…

4 comentarios:

Anónimo dijo...

esto es la vida misma, lastima que uno tenga que esperar a que el otro se vaya para poder hablar...

Candas dijo...

Patético!!

Anónimo dijo...

Muy bueno, y el final sorprendente!

Al final vas a hacer que me lea todos tus relatos...

Teo dijo...

Gracias, espero que te animes a leerlos todos :)