viernes, noviembre 04, 2005

Aparta, que no me dejas sitio

Curioso el lio que se ha montado entre Chile y Perú por un pedazo de tierra (mar). Yo no me imagino a españoles y portugueses, por decir algo, haciendo cálculos sobre el poderío militar de cada uno si el uno de ellos decidiera mover la frontera 20 metros a un lado u otro, en una dehesa de Extremadura. Y los titulares de los periódicos nacionales: "Rajoy: "Con nosotros no habría pasado, habríamos pegado el hito con cemento", "Agricultura preocupada por los marranos: esa tierra es estratégica para la cabaña porcina", "Se adelantan las compras de material militar: llegan los tanques de desecho comprados a Alemania"

No sé, igual no acabo de entender bien la situación, pero me parece que se está sobredimensionando todo; de hecho, no creo que esto sea noticia más allá de Argentina o Bolivia, y sólo por ver qué pasa al final. Lo que aquí sucede es un nacionalismo mal entendido, como excluyente de todo lo demás: las naciones latinoamericanas no se definen por sí mismas, no tienen una identidad propia, sino como contraposición a otras. El ser chileno es no ser peruano, no ser argentino, no ser boliviano, no ser "norteamaraucano", no ser europeo, ¿no ser indígena?

Y lo que pasa siempre en todo estos embrollos: seguramente no habría tanta prisa por escalar el conflicto si no hubiera elecciones cercanas en los dos países (hay que demostrar que se es más macho que los demás, porque eso dicen que da votos), y si los hijos y familiares de los políticos estuvieran en primera línea de fuego igual se lo pensaban mejor antes de abrir la boca.

Aunque nunca se sabe, el hombre es el único estúpido que tropieza dos veces en la misma piedra... que puso él.

1 comentario:

Candas dijo...

Sigo pensando que es tu fuerte: la crónica política.
Si señor, hilando fino, fino...