miércoles, diciembre 01, 2010

Espirítu de las navidades pasadas

Recuerdo las largas noches sobre mi escritorio, escribiendo y volviendo a escribir notas que nunca mostré a nadie. Recuerdo mis primeras poesías de adolescente, un chico retraído que buscaba cómo atraer a sus compañeras, pero que no podía soportarse a sí mismo. Recuerdo las primeras heridas en mi corazón, cuando los primeros brotes de amor se secaron por unas palabras mal dichas. Recuerdo los años de ausencia, perdido en mi mundo, cuando alguna ventana se abría al exterior pero yo inmediatamente la cerraba, temeroso de que el aire del exterior quebrantará mi atmósfera.

Recuerdo mi primer viaje, el autobús, los compañeros, la primera noche en el hotel, todos sentados en la cama de la habitación de las chicas, las risas; los chistes en el camino al santuario, el paisaje de una ciudad quemada y misteriosa. Recuerdo los champiñones fritos en el restaurante, con mi compañera de viaje, el sabor del mundo exterior, el frío nocturno y la alegría de viajar, de caminar, de estar fuera de mí.

Recuerdo el azul profundo del río, la maravilla del agua en el desierto, las ruinas que hablaban de milenios, la belleza de los atardeceres y el mágico instante de un café junto al río de la historia. Recuerdo la soledad, el ruido del motor del barco en mi habitación, las flores que brotaban en mi balcón, qué placer el té frío al mediodía.

Recuerdo la cerveza, la grappa después de una buena comida, el hablar con gentes de otros países, otras culturas, la camaradería, el dolor de la pérdida, no menor por esperada.

Recuerdo la nieve sobre las cumbres de los Andes, el inmenso océano bajo mis pies, el viento que quería elevarme sobre la cima del volcán, la niña que corría alocada ladera abajo, la expresión sorprendida de un bebé al salir del vientre de su madre, las primeras risas, las caricias, la fuerza de su mano en mi dedo…

1 comentario:

Candas dijo...

Precioso Teo!!!!
Tienes una habilidad especial para transmitir emociones, de verdad!...