martes, diciembre 21, 2010

Futuro presente II

Querido hijo,

Espero que al recibo de la presente te encuentres bien de salud, tu madre y yo nos encontramos bien, gracias a Dios.

Te escribo para contarte que hace frío, desde que te fuiste no ha habido calor en el hogar, y tu madre ha estado llorando casi todo el tiempo. A mí la congoja también me agarra el corazón y los ojos se me llenan de lágrimas, aunque los hombres no lloramos.

Te escribo para pedirte que nos perdones, nunca quisimos tu mal, todo lo hicimos siempre pensando en lo mejor para ti. Nunca pensamos en que nuestra vida juntos se acabase, ni quisimos que tú sufrieras por ello.

Te escribo para pedirte perdón, por los años en los que falté, por no haber estado cuando me llamabas, ni haber podido arroparte en las frías noches de invierno. Pero había que llevar pan a la casa, y tuve que marchar lejos para poder hacerlo. Los años que pasé lejos de ti fueron tristes y sin alegría, nunca me perdonaré haber perdido tu infancia.

Te escribo para que perdones a tu madre. Siempre te tuvo en su corazón y en su cabeza, y si trabajó como una esclava fue para poder darte lo mejor, una buena escuela, buenas ropas, comida. Siempre que pudo estuvo a tu lado, siempre que pudo jugó contigo, te ayudó con los deberes, hizo de padre y madre a un tiempo.

En fin hijo, ahora que eres un hombre y que pronto serás padre, perdona a tus padres por todo lo que te han faltado, aprende de nuestros errores y repite nuestros aciertos, que también los tuvimos.

Y si te acuerdas, riega de vez en cuando el árbol que plantaste sobre nuestras cenizas para que crezca fuerte y pueda sostener a nuestros nietos cuando jueguen con nosotros.

Tu padre que te quiere.

No hay comentarios: