martes, abril 26, 2011

Universo propio

Luna es una niñita preciosa, con ojos de un azul intenso, una piel muy blanca y un cabello rubio claro, parece un ángel. Es una niña muy inteligente y activa, le gusta correr, le gusta saltar, se ríe mucho. No le gusta el colegio, no se encuentra a gusto con tanto niño, no le agrada que le toquen sus juguetes o tener que compartir. Lo pasa mal en el aula, en ocasiones sale llorando de clase por esa razón.

En casa es una niña adorable, no hace ruido, no molesta a sus papás, no rompe los juguetes… Es una niña que tiene un gran mundo interior, al que se aísla como refugio cuando no comprende el mundo de sus mayores. Allí están sus amigos, como Thomas el tren, o Rayo, su amigo el coche rojo. También están esos amigos que nadie ve y que le hacen reír a carcajadas por la noche…

A Luna no le gusta salir de casa. No le gusta dejar a sus amigos, ni ir a casas desconocidas, excepto a la de Paquito. Paquito es su amigo, y hacen buenas migas; en su casa se siente a gusto y puede caminar y retozar en el parque. Un día, se quiso llevar a Paquito a su casa, a jugar, pero su mamá no quiso, porque eran muy pequeños.

Sus papas se dieron cuenta de que algo iba mal cuando les dijeron que Luna no hacia contacto visual, que no miraba a los ojos. Luego les dijeron que se angustiaba con los cambios, con las texturas nuevas, con las novedades… Cada persona que consultaron les dijo una cosa diferente: que si era normal en una niña tan pequeña, que si era igual que el padre, que si tenían que pasar unos años antes de poder dar un diagnostico definitivo…

Mientras, Luna seguía yendo al colegio, pasándolo mal a veces, regresando a su casita, donde se sentía segura, jugando con sus juguetes y corriendo por el salón, riendo con sus amigos invisibles y regresando a ese mundo interno cada vez que el exterior le amenazaba.

Un día, llegaron unos señores muy amables que le estuvieron haciendo preguntas, mientras sus papás se miraban entre sí. A Luna no le gustaron los señores, y pronto se fue a jugar con sus amigos. Pero una señora que venía con ellos se sentó a su lado, y poco a poco fue penetrando en su mundo, hablándola con palabras claras y sin dobles significados, no como en el colegio, procurando cruzar su mirada cada vez, sonriendo y haciendo siempre gestos amistosos. Al poco rato, otro señor se sentó junto a ellas, y comenzó a preguntarla, ¡incluso le echó una carrera y le ganó!

Ahora Luna tiene nuevos amigos. Aún le asusta el mundo de los mayores, pero sus nuevos amigos le ayudan a etiquetarlo. Carlos le va mostrando cómo tiene que reconocer las nuevas formas y texturas, y que no hay que asustarse ni angustiarse por algo nuevo. Pilar le ayuda a interpretar las caras de la gente, ¡es divertido! Mamá y papá están con ella siempre que pueden, y le transmiten la seguridad que necesita cuando no está en su casa.

Pero a veces, algo la preocupa, no sabe cómo reaccionar ante algo nuevo o alguna persona le parece mala o agresiva. Y entonces vuelve a refugiarse en su universo propio, con sus amigos Thomas, Rayo, la abuela…

1 comentario:

Candas dijo...

GRACIAS!!