jueves, diciembre 09, 2010

Bendita tu mirada

Me gustan las tardes claras, después de una mañana de lluvia y vientos intensos. El azul del cielo nunca es tan vívido como cuando la tormenta ha aclarado los cielos de la ciudad, ni la brisa es tan agradable como cuando lleva los aromas de las hojas y ramas verdes en descomposición, lavadas por el temporal y aplastadas por los pasos de la gente.

En esas tardes me gusta salir a pasear, con el viento en la cara, con el corazón alegre, bebiendo de la vida que se despliega a mí alrededor. El agua de charcos, ríos y lagunas me calma, me proporciona paz; en esos momentos me vienen a la memoria otras aguas, otros mares en los que pasé parte de mi vida: el limpio añil del Nilo, saliendo fresco y ligero de la presa Nasser, la transparencia de las aguas ibicencas, la inmensidad del Pacífico desde los acantilados al sur de Ranu Kau, donde los sueños podían volar.

1 comentario:

Candas dijo...

Da gusto recorrer lugares desconocidos de tu mano...!!!