martes, marzo 08, 2011

C’est pas facile mais prend ton temps

Camino por el borde del canal, camino por el borde del abismo. Cuántas veces he pensado en dar un paso en falso y acabar con todo, cuántas otras me he arrepentido en el último momento. Ahora las dudas del pasado han desaparecido, mi perro me acompaña para guiarme y para traerme de vuelta, la mañana es clara y luminosa, no hay fantasmas que me puedan atacar…

Veo debajo de mí los frutales y viñedos que conforman este valle, el verde vegetal alegra mi alma de secano, el rumor del agua a mis pies calma mi corazón, como seguramente hacía en las viejas alcazabas y palacios árabes. Me siento en una piedra en un lateral del camino, un peñasco que seguramente se arrancó cuando construyeron el canal y ahora sirve de atalaya para los caminantes que llegan hasta aquí. Mi perro, que corría por delante de mí, en busca de conejos y libertad, regresa a mi lado, mirándome con curiosidad. “¿Hora de volver, ya te cansaste?” parece que preguntan sus ojos negros. Cuando me ve sentarme en la cima de la roca, baja al agua para refrescarse y regresa a su eterna búsqueda de conejos entre las zarzas.

Desde mi asiento puedo ver mi casa, allá en lo alto del cerro, con las ventanas brillando por el sol de la tarde. Sale humo de la chimenea, seguramente la señora Rosa la habrá encendido para mi vuelta. No tengo prisa. Tengo todo el tiempo del mundo.

Siento ganas de fumar. Es extraño, nunca he sido fumador, mi último pitillo sería fácilmente 20 o 25 años atrás. Y sin embargo, en determinadas ocasiones me entran unas ganas tremendas de encender un cigarrillo, y ver cómo el humo lo consume en mi mano. En una ocasión llegué a comprar una cajetilla, para esos momentos, y tuve que tirarla después de unos meses. Aún así, la sensación es muy poderosa a veces, por ejemplo ahora me veo sentado en la roca, mirando cómo el sol se pone tras las montañas, fumando un cigarrillo interminable…

Aquí arriba siempre se me aclaran las ideas. No necesito mucho, un lugar tranquilo, una postura cómoda, tiempo… Mi mente se despeja de todo pensamiento consciente, poco a poco el ambiente a mi alrededor va entrando en mi subconsciente, el aire limpio penetra en mis pulmones, el silencio se apodera de mis oídos, la luz limpia mis ojos… Cuando consigo ese estado de nirvana, en apenas unos minutos, mi mente ha volado a otros niveles, los problemas desaparecen, las soluciones se ven claramente, las decisiones parecen fáciles, los caminos abiertos, puertas que antes se cerraban se abren de par en par, el futuro no parece incierto…

Anochece. El aire frío de la sierra llega hasta mí. Llamo a mi perro y emprendo el regreso, con nuevas energías, con mis pensamientos claros y serenos, regreso a una vida de preguntas sin respuestas, de sentimientos rechazados, de tensión y frustraciones. Sé que pronto tendré que subir, a estirar las piernas y hacer que mi perro busque conejos y libertad…

1 comentario:

Candas dijo...

"Rien à gagner pour toi et moi dans cette histoire?..."
Qui le sait.