martes, enero 18, 2011

Aire moreno de cañaveral

El movimiento de la joven le sobresaltó. El contacto de su guante con la tela de su abrigo fue como un latigazo en su espina dorsal. Miró primero a su mano, puesta sobre su brazo con naturalidad, y luego a la muchacha. Lo que vio en su rostro le hizo relajarse por completo. Un mechón de su cabello sobresalía de su sombrero y le caía sobre la frente, haciendo que su mirada se fijara en sus grandes ojos castaños, que le observaban con una intensidad que le asustó inicialmente. Intentó articular algunas palabras de cortesía, al mismo tiempo que procuraba deshacerse de la mano de la joven, su primera intención proseguir el camino. Pero de nuevo ella le desarmó por completo, el sonido de su voz hizo que su corazón intentara estallar en su pecho, al mismo tiempo que sus ojos no podían despegarse de los suyos, inmensos, como un negro pozo del que no hubiera salida.

Más tarde, intentando rememorar la escena, no pudo recordar las palabras exactas que habían intercambiado: unas frases de cortesía, preguntas por sus familiares, los estudios, su salud… Supo así que estaba en Algena por unos días, que regresaba al internado al día siguiente, a terminar su último año de estudios, su futuro aún no estaba decidido, claro que daría sus recuerdos al abuelo, muy amable por su parte.

1 comentario:

Candas dijo...

Reacciones (ahora sí...):
He comenzado a leer un libro, una novela, una historia... ... ...